El amor a la patria no es solo un sentimiento natural, sino también una expresión concreta de nuestra fe cristiana. La Iglesia Católica, desde sus inicios, ha enseñado que el verdadero amor a Dios se refleja también en el respeto, la responsabilidad y el servicio al bien común de la sociedad a la que pertenecemos. Para nosotros, como miembros de la Cofradía del Santísimo Cristo de Toda la Nación Puertorriqueña y del Altar de la Patria, este amor por Puerto Rico está profundamente entrelazado con nuestro compromiso cristiano.
Amar a la patria no significa idolatrarla ni cerrar el corazón a los demás pueblos. Significa reconocer que Dios nos ha puesto en esta tierra, con esta historia, esta cultura y este pueblo, para vivir nuestra vocación a la santidad sirviendo desde aquí. Nuestro patriotismo cristiano nace del Evangelio: es un amor que edifica, que denuncia la injusticia, que defiende la dignidad humana y que trabaja por una sociedad más fraterna y solidaria.
San Juan Pablo II lo expresó con claridad: “El amor a la patria es un deber moral”. No se trata de un nacionalismo vacío, sino de una entrega concreta al bienestar espiritual y material de nuestro pueblo. Por eso, como cofrades, no podemos separar nuestra devoción al Santísimo Cristo de nuestra responsabilidad con Puerto Rico. Oramos por nuestra tierra, trabajamos por su sanación, y nos esforzamos por formar ciudadanos fieles, compasivos y comprometidos con el bien común.